Amable como nuestra gente, adopto el terruño de nuestro país como propio y llego a su máxima expresión para brillar en el mundo.
Llega al país en el siglo XIX y fue allí que enologos e ingenieros la caracterizaron como una cepa amigable. En el norte argentino expresa alta concentración de color y buena graduación alcoholica (hasta los 16º), de nariz frutal y taninos amables producto de la gran cantidad de días soleados. Mas al centro como por ejemplo Mendoza, se obtienen los mejores resultados lográndose asi una Denominación de Origen Controlado (DOC) en Lujan de Cuyo; apareciendo notas florales en la mayoría de los casos y frutas rojas delicadas, formando vinos elegantes y amables al momento de beberlos. Por su lado en la Patagonia sorprenden con sus aromas frescos y marcada acidez.
En todas las zonas se presenta con una forma de ser distinta, pero siempre termina siendo amigable al paladar.
Esta cepa es vinificable como varietal o en vinos de corte, como vinos jóvenes o complejos con paso por roble, que hacen del mismo ejemplares de añejamiento recomendable. La temperatura adecuada es en 16º para los vinos de cosechas recientes y de 18º para los de crianza.
No se debe olvidar los frutados y frescos rosados, de colores seductores y aconsejables para beber en verano entre los 10º y 12º.
Otra forma de encontrar esta hermosa uva es cuando se la vinifica al estilo oporto. Son vinos fortificados (con agregado de alcohol vínico) y con gran cantidad de azúcar residual que requieren de 16º de temperatura para evitar que el alcohol volatilice. Es siempre bebido en pequeñas proporciones luego de haber tomado otros vinos debido a su potencia y expresión.
Cabe agregar que tambien podemos encontrar espumantes de Malbec, en los cuales se encontrara tanto en nariz como en boca caracteristicas propias de un tinto, por lo que suele aconsejarse beberlo alrededor de los 14º de forma tal, que se obtenga un mejor servicio del mismo.
Cuando hablamos de maridaje, enseguida se nos viene a la cabeza la hermosa imagen del asado de tira a la parrilla. Pero su diversidad otorgada en los diferentes puntos del país, le otorgan una versatilidad casi interminable al momento de acompañar platos de comidas autóctonas o forasteras. Tanto es así que aquellos tintos jóvenes y livianos van perfectamente con las pastas italianas o un exquisito risotto de hongos. Aquellos de cuerpo medio combinan con nuestras carnes vacunas o cerdo a la parrilla; el cordero si bien es mas del estilo del merlot, podemos encontrar malbecs patagonicos que van muy bien. Para los tintos de crianza en los cuales las comidas de cocciones largas, salsas y elaboraciones complejas, necesitan del bouquet que ofrece el Malbec añejado. Y por ultimo, los fortificados quedan excelentes con postres de chocolate y frutos rojos.
Redondeando, podriamos decir que el Malbec es el vino argentino por excelencia.
Mario Leardi
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