Hay una corriente de gusto (y pensamiento) en el vino argentino que se ha propuesto avanzar sobre los cortes de base Malbec como una forma de diversificar el sabor dominante. El fenómeno ha ganado fuerza a la luz de la suerte de monovarietalización de la góndola, que ha convertido a nuestro país, ante todo, en un productor de esta uva.
Malbec es la variedad más plantada en la Argentina, el vino más vendido y también el más exportado. Pero a la hora de encontrar sabores conmovedores, resulta una variedad un poco corta, precisamente por su mayor virtud: carecer del carácter vigoroso de un Cabernet Sauvignon o de la voluntad caprichosa de un Pinot Noir. Eso que lo pone como número puesto en cualquier paladar, al mismo tiempo, limita su complejidad.
COMO VIAJAR EN UN CRUCERO
Cualquiera que beba vinos regularmente sabe que una dieta exclusivamente a base de Malbec podría resultar poco emocionante. Ideal para consumir salpicado entre otros vinos, nuestra uva insignia se parece a unas vacaciones en un crucero: lo primero que propone es asombro y cordialidad, lo segundo confort y seguridad gustativa, y lo tercero cierta rutina de cabotaje. De ahí que hoy muchas bodegas y enólogos se hayan lanzado a la búsqueda de, sino un reemplazante, al menos un compañero de fórmula.
El Cabernet Sauvignon suena como el candidato puesto; pero también Petit Verdot, Syrah y Cabernet Franc son buenos alfiles. Como imponer otra variedad tinta made in Argentina con la misma fuerza del Malbec parece poco posible en el mediano plazo, la opción del blend es la que viene ganando terreno más velozmente, especialmente en la alta gama.
Claro que hacer un blend de base Malbec tiene sus especificidades. Mientras que históricamente los cortes tintos buscaron morigerar la dureza de ciertas variedades amplificando su sabor –como los bordeleses, con base en Cabernets tánicos- aquí se trata de buscar uvas que le aporten carácter y definición al Malbec. Algunas combinaciones dieron resultados efectivamente contundentes. Una de ellas, por ejemplo, es el corte de Malbec-Syrah, que ha demostrado ser una de las mejores posibilidades a la hora de aportar cierto exotismo al vino. Pero no es el único que funciona.
Recomendados
Jean Rivier Malbec-Bonarda 2009 ($30)
Dos variedades de carácter similar abonan el perfil sencillo y gustoso de este vino. Si tenemos en cuenta que la Bonarda fue siempre usada para aumentar el volumen de ciertos tintos, el caso de Jean Rivier es interesante porque el objetivo, en este caso, es otro. El tinto lo ejemplifica con la contundencia de un hit: aromáticamente es intenso, con buenas notas frutales y herbales -el ADN de las dos variedades- sumado a un paladar en el que manda la frescura y la ligereza, propias de la combinación de una uva carnosa con una suelta de cuerpo. Si estás buscando un tinto cordial para tu mesa, acá tenés uno que entrega más que un Malbec a secas de igual precio.
Trumpeter Malbec-Syrah 2009 ($50)
Bodega La Rural produce en su línea Trumpeter algunos vinos fuera de serie, como este blend, donde el Syrah cumple la doble función de aportar un trazo exótico, a la vez que el de aligerar el paladar. En la gama de los New World Wines, en este tinto vas a encontrar una elegante amalgama entre las variedades, en el que el roble aporta trazos de vainilla y coco. En la boca es donde mejor funciona, ya que consigue ser jugoso, frutal y de cuerpo medio, con un persistente final, algo que en un Malbec varietal sólo rara vez funciona de conjunto. Dato extra: en restaurantes suele estar a buen precio.
Finca La Linda Corte Reservado Malbec-Syrah 2008 ($60)
Interesante apuesta de Familia Arizu, lanzada en 2011 al mercado, como el primer vino de corte para la línea La Linda. Los componentes son atípicos, ya que si bien en la etiqueta se anuncia el binomio Malbec-Syrah, que van al 40% en partes iguales, hay un 20% que no está dicho y que pertenece al Merlot. De ahí que la ecuación sea, en el orden de aparición: carnosidad y volumen + austeridad y exotismo + fruta roja y taninos finos. Eso es exactamente lo que vas a encontrar en este tinto de estilo cosmopolita, en el que, además, el roble y las notas ahumadas completan el combo aportando detalles de complejidad.
Kaiken Corte Malbec-Bonarda-Petit Verdot 2008 ($60)
La bodega argentina del crack chileno Aurelio Montes demuestra con este tinto que el arte de combinar Malbec no conoce fronteras. El vino explora los matices herbales que el Petit Verdot puede aportarle. Sumado a la Bonarda, que completa con ligereza la boca del blend. El resultado es intenso y novedoso: frutado y ligeramente expectorante (recuerda al eucalipto), en boca es intenso, con buen jugo, paso frutal y sabroso. Probalo y verás que cuando el Malbec abre su espectro aromático gana y mucho. Apto para todo público.
Alta Vista Atemporal Corte 2008 ($75)
Pensado directamente como un blend en el que las variedades no están mencionadas, el corazón de Atemporal es Malbec de Valle de Uco, lo que le da una estructura sobria y aromática en la que el resto de las variedades aporta lo suyo: el Cabernet apuntala el andamiaje con sus taninos; el Syrah, toques aromáticamente frutales y curiosos; y el Petit Verdot, fragancia abierta y extrovertida. El mix funciona muy bien. Sobre todo si lo que esperás es un vino de gran cuerpo y alta intensidad, en el que no te aburras por algún exceso. Todo lo contrario. Probalo con carnes y te va a enamorar.
Amalaya Gran Corte 2009 ($75)
Algunas de las innovaciones más importantes en materia de vino se dieron recientemente en este nivel de precios. Y este gran corte es precisamente una de ellas. Con base Malbec de Cafayate, incorpora al corte Cabernet Franc -una variedad que promete mucho como compañera, por su austeridad y buena calidad aromática- y Tannat, que en Salta consigue un fino aroma frutal sin los taninos que lo caracterizan. El resultado es muy seductor: con expresión aromática intensa y abierta en varios planos -de la fruta a las especias y el roble- al paladar es amable y envolvente, algo infrecuente en los vinos calchaquíes de este nivel de precio.
Xumek Reserva Malbec-Syrah 2009 ($95)
La bodega sanjuanina Xumek fue una de las primeras en apostar por esta combinación que, dicho sea de paso, tiene fuerte asiento en San Juan por el lado del Syrah. La cosecha 2009 es mucho más que la suma de las partes, ya que consigue un color rojo cereza infrecuente, al que le suma una potente nariz frutada en la que se destacan notas herbales, como de perejil o albahaca, en un marco de buen roble. Con todo, donde se revela verdaderamente es en el paladar, con una acidez moderada que aporta buen jugo, que le ablanda el paso hasta convertirlo en un tinto fácil de beber, que crece en cada trago.
Finca La Celia Elite Malbec Tannat 2008 ($100)
Desde la zona austral del Valle de Uco, Finca La Celia desarrolló la línea Elite, compuesta por dos blends a base de Malbec: uno con Petit Verdot y el otro con Tannat. Elegimos este último porque logra mejor amalgama. Es un vino compacto en aromas, con ricas frutas rojas y notas balsámicas y especiadas -provenientes del Tannat- que le aportan buena complejidad al corte. Con boca intensa y de gran cuerpo, sensación en la que la larga crianza colabora, está marcado por los taninos activos que aporta, nuevamente, la variedad complementaria. Clásico en su estilo, resulta un gran vino para acompañar comidas.
Mora Negra Malbec-Bonarda 2008 ($170)
Fue el primer vino de alta gama de San Juan y, de paso, también el primero en declarar el binomio tan alto en la escala de precios. El tándem funciona a la perfección, tanto que el vino figura entre los mejores de la Argentina en cuanta cata, guía o concurso haya. El secreto del blend está en que la Bonarda le ablanda el paso al Malbec cuando tiene aspiraciones de precio, ya que si se lo elabora con las exageraciones propias de los tintos high end pierde su gracia y elegancia. Perfumado e intenso, la fruta roja es dominante en la nariz, donde también aporta lo suyo el roble. En boca es amplio y jugoso, con taninos y acidez amalgamados. Un blend que funciona a la perfección.
UN CORTE TOPE DE GAMA
Carinae es una pequeña bodega, fundada en 2003 por una pareja de franceses enamorados de Mendoza. Y tiene en su Carinae Prestige Assamblage 2008 una etiqueta en su tope de productos. Assemblage de Malbec (70%), Cabernet Sauvignon (25%) y Syrah (5%), es una muestra ideal de lo que significa condimentar a nuestra uva insignia con otras uvas. Su perfume complejo, en el que hay un descriptor al menos por grupo aromático, se debe principalmente al combo de variedades. El aporte de Cabernet, en cambio, se destaca en la boca potente y en los taninos bien vitales, que al paladar no preparado puede resultarle algo apretado y rugoso. Pleno de sabores, conviene dejarlo madurar en la botella, para que su ímpetu se sosiegue y abra el paso a la elegancia que tiene contenida. Se consigue a $310 en vinotecas.
Fuente: Planeta Joy
No hay comentarios:
Publicar un comentario